dilluns, 16 de juny del 2008

Y EL PLACER DE LA ESCRITURA

Como muchos de vosotros nos habéis propuesto que creemos un espacio en el que escribir o publicar vuestras historias, he aquí una zona del blog dedicada a la escritura. Podéis escribir libremente si ya tenéis ganas, pero un poco más adelante os iremos planteando algunos juegos de escritura que esperamos os "enganchen".

3 comentaris:

Anònim ha dit...

LA REALIDAD NUNCA SUPERA A LA FICCIÓN

Eran las ocho menos diez de la mañana cuando Javier Banderas esperaba en la estación de trenes durante una lluviosa mañana de Octubre. Mientras leía Crónica de una muerte anunciada pensaba en todos los planes que tenía estructurados mentalmente desde hacía varios días para su estada en París. Cuando se anunció la salida de un Ave hacia Madrid desde Barcelona, Javier, sentado ante una mesa de madera suave y aún con su café con leche a medias, contempló el paisaje que le rodeaba: a su derecha una pareja de ancianos desayunaban mientras comentaban lo bien que se lo iban a pasar en Valencia, ante Javier un televisor emitia videos musicales de grupos de los años ochenta; un joven Freddy Mercury cantaba "Don't Stop Me Now" junto a los demás componentes de Queen en el televisor, en la barra de la cafetería unos hombres trajeados hablaban de sobre los títulares de la prensa del día mientras la camarera del local les servía cafés acompañados de bollería, a su izquierda, tras un gran ventanal, se podían ver las vías y los trenes a los cuales algunos pasajeros subían rápidamente para no perderlos. Cuando un hombre, ya mayor, cruzó ante Javier para jugar a la máquina tragaperras cercana a la barra, llegó ella.
Una muchacha rubia, de unos ventitrés años, se acomodó en una mesa cercana a la de Javier. Éste la estudió detenidamente: era una muchacha preciosa, rubia, media melena, con unos ojazos verdes, labios pequeños y sin apenas maquillaje. Una pequeña peca en su mejilla derecha le daba un aire a lo diva americana, una verdadera joya.
Sonó la máquina tragaperras, de la cual durante unos minutos brotaron monedas sin cesar. Javier estaba contemplando a la muchacha cuando una camarera le bloqueó la vista entre él y la muchacha y le preguntó si tomaría algo más.
- No, gracias -contestó mientras le alargaba un billete de veinte euros-. Cóbreme, por favor.
La camarera tomó el dinero y al dirigirse hacia la barra se cruzaron las miradas. Los dos sonrieron y bajaron la mirada. Permanecieron así durante largos e intensos minutos hasta que la camarera volvió a interrumpir la escena, pero esta vez se ditrigió a la muchacha que pidió un café solo, y le dió el cambio a Javier.
Se anunció que el tren con dirección a París, Francia, saldría dentro de diez minutos por la vía número tres. Javier se levantó y tomó sus cosas, una gran mochila azul, una bolsa de mano negra, un ordenador portátil y la obra de Gabriel García Márquez.
- Adiós -se despidió Javier.
- Hasta luego -contestó la muchacha sonriente.
La máquina de hacer zumo no dejó de hacer ruido hasta que Javier salió de la cafetería. En la vía tres abrió su libro y esperó el tren mientras temblaba de frío. No era el único que esperaba el tren: una pareja de jóvenes esperaban sentados en un banco cercano y un joven mochilero, que se acercó a Javier.
- ¿Va usted a París?
- Exacto -contestó Javier.
- ¿Le importaría que me sentara con usted? Parece un hombre de fíar y debería dormir un rato -comentó el mchacho-. No puedo dormir junto a alguien que no me inspire confianza.
- Tranquilo, no me importa -contestó Javier.
- Genial.
Cuando llegó el tren Javier y el mochilero se sentaron juntos. El vagón estaba totalmente vacío, así que el mochilero pudo estirar las piernas. Era un muchacho alto y delgado. Llevaba unas rastas bastante largas y una perilla negra muy espesa. Cuando el muchacho ya se había acomodado, Javier sacó su ordenador portatil y vio algunas películas hasta llegar a París. A mitad de camino Javier almorzó algo. El vagón demostraba lo viejo que era el tren: un tapizado amarillo con líneas rojas destacaba sobre el marrón de la madera que impregnaba todo el vagón.
Ya en París Javier avisó al mochilero el cual le dió las gracias por todo. Javier bajó del tren y al pasar ante la cafetería, tras un vidrio amarillento, vió a laguien que le saludaba desde dentro. Javier entró en la cafetería donde sonaban canciones en francés. Dos hombres corpulentos tomaban algo en la barra mientras un camarero secaba con un trapo algunos vasos largos. Javier esquivó las mesas desiertas hasta llegar a la mesa desde la cual alguien le había saludado.
Era la muchacha de la estación de Lleida.
Javier se quedó impresionado mientras ella sonreía y le hacía gestos para que se acercara. La muchacha le hizo sentar y le susurró a la oreja:
- Es impresionante como la realidad nunca puede superar a la ficción, ¿verdad?

Rafael Rodríguez Muñoz

Anònim ha dit...

EL CRIMEN DE TRIANGULO EQUILÁTERO

Es un libro de intriga en el cual un grupo de chicos quiere descubrir las rayaduras de los triángulos equiláteros que aparecen por todos lados. Desaparecen copas, fotografías incluso amenazan a un chico.

Me faltan 50 páginas para acabarlo y me da pena que se haya acabado tan pronto. Animo a todos mis compañeros a que lo lean.

Marta Atzet 2n ESO C

Anònim ha dit...

¿QUIEN CUENTA LAS ESTRELLAS?
És un llibre molt realista en el
qual t'explica la vida d'una familia d'un poble d'alemania que és conquerit pels nazis.T'explica com a de viure aquesta familia en aquesta època en la qual està prohibit fer moltes coses.

Us animó a llegir-lo és molt bonic!

NOELIA VALLVERDU BARBERA 2ºC